“Hoy tiene lugar el regreso a la casa del Padre”
Capellán Hermann Lange a sus padres
Hamburg, 10 de noviembre de 1943
Queridos padres, querido Paul!
Cuando Ustedes reciban esta carta, ya no estaré entre los vivos! Lo que durante todos estos meses ocupó tantas veces nuestros pensamientos, sin que pudiéramos evitarlo, va a tener lugar. Siento muchísimo no poder volver a ver a Paul, a quien habría esperado para hoy. Por otra parte es bueno que durante estos días esté en casa – así pueden consolarse unos a otros. Si me preguntan cómo me siento, puedo responder que estoy: 1. alegremente conmovido, 2. lleno de expectativas! Respecto a lo primero es que hoy terminan para mí todos los dolores, toda la miseria terrena – y Dios enjugará cada lágrima! Qué consuelo, qué maravillosa fortaleza produce la fe en Cristo que nos precedió en la muerte. En El he creído y precisamente hoy creo en El más firmemente y no seré decepcionado. Como ya le he hecho tantas veces, también hoy quiero llamarles la atención sobre Paulus. Abran los siguientes textos: 1 Cor. 15, 34 - 55; Rom. 14, 8. Ay, adonde quiera que miren, por todas partes nos encontramos con el júbilo de la filiación divina. Y qué puede ocurrirle a un hijo de Dios? De qué tendría yo que tener miedo? Al contrario: “alégrense, otra vez les digo, alégrense!” Respecto a lo segundo es que hoy ha llegado la hora más importante de mi vida! Todo lo que he hecho hasta ahora todo lo que he aspirado y realizado, todo estaba orientado a una meta, cuya marca hoy será superada. “Lo que ningún ojo vio, lo que ningún oído escuchó y lo que jamás penetró corazón alguno, Dios lo tiene preparado para aquellos que lo aman.” (1 Cor. 2, 9). Ahora mi fe se convertirá en contemplación, la esperanza en posesión y tendré para siempre parte con Aquél que es el amor! Y no tendría que estar lleno de expectativas? Cómo será todo eso? Podré ver aquello sobre lo cual me ha sido permitido predicar. Ya no habrá ni misterio ni conjeturas tormentosas. Podré acurrucarme a los pies de quien aquí en la tierra ha sido mi madre y guía! Y Santa Teresita del Niño Jesús, mi amiga predilecta, me tomará de la mano. Hoy tiene lugar el regreso a la casa del Padre, entonces, no es para estar contento y lleno de expectativas? Además volveré a ver a todos aquellos que amé aquí en la tierra y que me eran cercanos. La abuela, el tío Hermann, etc., etc.
Y respecto de Ustedes! Ya sé cómo tienen el corazón. Cuando pienso en Ustedes, me pesa el corazón. La carga que en los últimos meses han llevado sobre sus hombros ha sido dura, y este final es todavía más duro. Qué bueno que Paul está allá. Paul, ahora debes demostrar que eres un teólogo! Estás ahí para fortaleces y apoyar. Y todos Ustedes no pueden darme una alegría mayor, si soportan este dolor con fortaleza y como cristianos católicos íntegros. Vayan con todo hacia Aquél que padeció por nosotros los dolores más extremos. En El podemos soportarlo todo. Miren, los lazos de amor que nos unen no se cortarán con la muerte. Ustedes piensan en mí cuando rezan piensen que siempre estaré con Ustedes, ya que no hay más límites temporales ni espaciales, claro! El tiempo, que pasa tan rápidamente, pasará también sobre este dolor. Les pido encarecidamente, papá y mamá que no especulen, que arranquen de Ustedes todos los pensamientos obscuros. No olviden que tienen otros hijos que también los necesitan. Desde un comienzo yo puse todo en las manos de Dios. Si ahora El me pide pasar por este final – está bien, que se haga su santa voluntad!
“Sólo la voluntad de Dios! Cuando cae el día, cuando el sol de la vida no muestra más que un débil resplandor, mientras se acerca al ocaso, que sólo tenga lugar la voluntad de Dios!
Sólo la voluntad de Dios! Ya sea que llega la hora luego de un trecho corto, o de una larga caminata, Y así me vean morir amigos o enemigos, también entonces, sólo se cumpla la voluntad de Dios!”
Vuelvo a pedirles que continúen su camino con la misma actitud que yo: en paz, firmemente y con fortaleza. Sin insistir en pensar cosas que sólo producen melancolía y obsesiones. Pongan todo ante Aquél en quien todo dolor encuentra su plenitud y piensen en María, la Reina de todos los sufrientes! En mi testamento me olvidé de algunas cosas, como el maletín de libros, etc. Pienso que Ángela, Hans y María se las pueden repartir sin pelearse por eso. Los libros, los ornamentos, etc. Son todos para Paul. Dios permita que los pueda disfrutar en paz por largo tiempo. Querido Paul, ten la bondad de escoger algunos libros valiosos de entre los que heredé del tío Hermann y envíaselos al señor párroco Behnen, quien durante todo este tiempo se ha preocupado con tanto cariño por nosotros. Será un gesto de mi gratitud.
Bien, ya debo escribir mis últimas líneas. Pienso que no tengo que pedirles perdón por mis faltas y debilidades, porque estoy seguro que me han dado su perdón. A los otros tres les escribo en una carta especial para Angela. Pero también Ustedes salúdenlos con todo cariño de mi parte. Los vuelvo a abrazar con un tierno beso de amor. Nos vemos arriba, junto al Padre de toda luz! Su – Fil. 1,21 – dichoso
Hermann
Traducción: Sr. Ursula O.S.U., Santiago, Chile