Introducción
Los cuatro Mártires de Lübeck
En Lübeck, ciudad costera del Mar Báltico, cuatro religiosos formaron el único grupo ecuménico de resistencia al Tercer Reich que se ha conocido. Más de seis décadas después de su muerte, recibirán el reconocimiento de su valor.
La memoria de la resistencia cristiana al nacionalsocialismo se ha centrado en nombres ilustres. Muy conocido es el entonces Obispo de Münster Clemens August Graf von Galen. Desde el púlpito y en sus cartas pastorales dijo NO a la ideología racista nazi, Denunció el programa de eutanasia, eliminación de personas de “vida sin valor”. También queda en la memoria el recuerdo de los destacados miem-bros del grupo protestante “Bekennende Kirche” como Dietrich Bonhoeffer y Martin Niemüller. Sin embargo, aparte de estas grandes figuras había muchos otros, incluso auténticos mártires, injustamente olvidados por muchos y solo se recuerdan localmente.
Ahora ha llegado el momento, en que desde Roma, se convierta en el centro de la atención, el poco conocido caso de este grupo ecuménico de resistencia durante el nazismo, Se formó en 1941, superando las fronteras confesionales. Juzgados por el Tribunal del Pueblo (Volksgerichtshof) fueron condenados a muerte y ejecutados el 10 de Noviembre de 1943 en la guillotina.
Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, se recuerda en Lübeck a estos hombres valientes - se trata de tres sacerdotes católicos y de un pastor protestante - con celebraciones religiosas y exposiciones. En Marzo de 2004, el Arzobispado de Hamburgo comenzó con los preparativos del Proceso de la Beatificación de los tres sacerdotes. En Mayo de 2010, la Plenaria de la Congregación para las Causas de los Santos dio su aprobación, confirmado en Agosto por el Papa Benedicto. Tal vez, este hecho no se ha divulgado lo suficiente por el mundo cristiano, dado su carácter local.
Las normas de los procesos de canonizaciones no permiten “Elevar a los Altares” a un protestante, razón por lo que el Arzobispado de Hamburgo y la Iglesia Evangélica-Luterana Territorial de Nord-Elbe han tomado la decisión de honrar a este grupo cristiano de resistencia con una Declaración Común. Se ha creado la comisión interconfesional “Lübecker Märtyrer” que editó recientemente un folleto, que ha sido distribuido durante el último Encuentro Ecuménico de las Iglesias de Alemania en Munich.
Karl Friedrich Stellbrink, Eduard Müller, Johannes Prassek y Hermann Lange, por cami-nos individuales diferentes, llegaron a colisionar con el régimen nazi. Sin embargo, los cuatro, algo tenían en común: No se dejaron amedrentar ni por sus superiores eclesias-ticos, ni por los poderosos del régimen. Sólo se dejaron llevar por la fe y sus cons-ciencias. Compartían la misma admiración por el Obispo de Münster von Galen. Con extraordinaria valentía informaron a los feligreses de sus parroquias del contenido de los sermones y cartas pastorales del obispo, denunciando la ideología y los programas de eutanasia del régimen nazi. También sugirieron a sus feligreses de confianza, la escucha de emisoras enemigas.
Los cuatro religiosos se sentían muy unidos. El mutuo aprecio y estímulo fue muy importante, ante todo para el pastor Stellbrink, que se había quedado totalmente aislado dentro de su Iglesia Territorial, simpatizante del nazismo. Sin este lazo de amistad que superó todas las diferencias confesionales, seguramente este grupo de resistencia no hubiera podido mantenerse unido hasta el final.
El primero que cayó en las redes de la Gestapo fue el Pastor Stellbrink. En la noche anterior al Domingo de Ramos de 1942, Lübeck sufrió un bombardeo devastador por la Royal-Air-Force. Gran parte de la ciudad quedó destruida por las llamas. En su sermón del Oficio Divino de aquel domingo, Pastor Stellbrink interpretó el desolador incendio como “castigo divino”, ¡Esta noche Dios nos ha hablado con potente voz! A los pocos días fue detenido para su protección (Schutzhaft) por la Gestapo.
A los pocos días de su arresto, fueron también detenidos los tres sacerdotes. Y con ellos, 18 seglares, la mayoría católicos.
Después de un año de detención preventiva, en unas condiciones de salud ruinosas, fueron juzgados por el 2º Senado del “Tribunal del Pueblo” que dictó la sentencia de muerte por Alta Traición: Escucha de emisoras enemigas; Debilitamiento del poder militar (Defetismo, Favorecer al enemigo).
Las cartas de despedida a sus familiares, dan testimonio de su inquebrantable adhesión a la fe y una absoluta, incluso alegre, confianza en Dios.
Así, Herrmann Lange escribe en la última carta a sus padres: Os abrazo a todos, mi entrañable beso de amor para vosotros. Nos veremos arriba, junto al Padre de la Luz. Vuestro feliz Hermann. Johannes Prassek anotó con lápiz en su Nuevo Testamento:
Sit nomen Domini benedictum - Hoy he sido condenado a muerte. Eduard Müller, que después de la lectura de la sentencia no había vuelto a tener contacto con sus com-pañeros, usó exactamente estas mismas palabras en sus últimos apuntes.
En la tarde del 10 de Noviembre de1943, en intervalos de tres minutos fueron ejecu-tados en la guillotina: Juntos derramaron su sangre como supremo sacrificio. —
En la vida y la muerte de los cuatro religiosos se refleja de forma ejemplar, la contradicción entre la ideología nacionalsocialista y la fe cristiana. Los cuatro no han esquivado el conflicto. Juntos han dado testimonio de su fe, respondiendo con su común acción a la llamada de Jesucristo.
”Nunca digas tres, siempre dí cuatro!” En el lecho de su muerte, Adolf Ehrtmann insistía, que éstas eran las palabras, cuando uno de sus hijos intentó darle ánimos: ”Ya pronto estarás con tus tres capellanes”. Adolf Ehrtmann era uno de los 18 seglares que fueron arrestados, encarcelados y juzgados juntos con los religiosos. Fue condenado a cinco años de prisión. Éste lema es el legado que Ehrtmann nos ha dejado. Palabras que nos comprometan para la posteridad.
”Nunca digas tres, siempre dí cuatro!” Es también la herencia de los Mártires de Lübeck. El día de su muerte, el 10 de Noviembre, es una fecha que une a las dos grandes confesiones de Alemania. Esta fecha es un legado de ellos: Fecha que nos obliga, que nos compromete. El recuerdo de la inmolación conjunta de Hermann Lange, Eduard Müller, Johannes Passek y Karl Friedrich Stellbrink, nos obliga a celebrar unidos su Martirio. Para así, rememorar unidos la inmolación de Jesucristo en la Cruz y su Resurrección. Luchar unidos por la Paz y la Justicia: Proclamando juntos la Dignidad de la Persona.
Texto: Bernhard Groten, Irún, España
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